sábado, 18 de marzo de 2017

Esquí de montaña o travesía en Guadarrama. Madrid.


El Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama es un sistema montañoso ideal para la práctica de todo tipo de deportes de invierno: alpinismo, esquí de montaña o travesía, raquetas, escalada en hielo o simplemente para disfrutar en familia con una buena jornada de senderismo. Para la gente del centro de la meseta y por su cercanía a Madrid o Segovia, como es mi caso, lo convierten en el patio de recreo y entreno ideal. Puede que no tenga la espectacularidad de los Pirineos ni los picos tienen esos 3 000 metros pero tiene todo lo necesario para disfrutar y aprender, prácticamente sin salir de casa.

Esqui travesia Guadarrama
Canon G12, f/5.6, 1/800 seg, ISO 80. Esquí de montaña con las Cabezas de Hierro al fondo.
"Las montañas no son estadios donde satisfacer nuestra ambición deportiva, sino catedrales donde practicar nuestra religión”. Anatoli Boukreev.


Esta cita de Anatoli siempre la he tenido presente pero esta vez me alegré de veras de haberla cumplido a rajatabla. Hoy hace dos semanas de este ascenso, era un día sin ambiciones, ruta tranquila y hecha una decena de veces. Os cuento la historia de un K.O. y el porqué no hemos de subestimar nunca la montaña y tener siempre unas precauciones mínimas.

Me dispongo a subir el Cerro Valdemartín, bajar su pala, subir las Cabezas de Hierro, bajar al Circo de las Cerradillas, subir de nuevo Valdemartín y vuelta a casa. Para ello dejo la furgoneta en el parking de Valdesquí y retrocedo por la carretera deshaciendo el camino hasta saltar el quitamiedos a la altura de la caseta de una antigua presa de agua.

Calzo las pieles de foca y subo por la norte del Cerro de Valdemartín. De camino al pico puedo ver las pistas en pleno apogeo con su gente que sale fuera de pista, que pasa a tu lado, te llena de nieve y no te dice ni un triste buenos días; es lo que tiene facilitar a la gente sedentaria o urbanita el acceso a la montaña, en fín. Como contrapunto por la izquierda veo acercarse a un grupo de tres personas (los de la foto de arriba) practicando esquí de travesía que vienen subiendo desde la laguna del Circo de las Cerradillas, han bajado por Las Cabezas de Hierro. Con esta gente me paro largo y tendido a hablar de las rutas, palas accesibles, estado de la nieve, posibilidades en la vertiente sur, etc...se nota que les gusta la montaña. Cómo cambian las cosas y el tipo de personas. Precisamente no caí en intercambiar correos electrónicos; si los de la foto superior leéis esto no dudéis en contactar conmigo y estaré encantado de enviaros una copia de la foto en su tamaño original.

Esqui Travesia Guadarrama Valdemartin
Canon G12, f/5,6, 1/800 seg. ISO 80. Esquí de Montaña, ascenso Cerro de Valdemartín por su cara norte.

Después de unas fotos y agradable charla, prosigo hacia la cima del Cerro de Valdemartín y continúo por su loma dirección sureste hasta coger una buena pala y meterme en los tubos que forman los afluentes del Arroyo Valdemartín y acabo el descenso por su loma y tubos hasta casi el nacimiento del río Manzanares. Ahí tomo un respiro, como algo y nuevamente calzo pieles e inicio el ascenso a las Cabezas de Hierro.

El ascenso se me hace muy ameno ya que voy teniendo todo un espectáculo de nubes veloces y rayos de sol penetrando entre ellas dejando bellas estampas en las palas de la Maliciosa. Llegando cerca del pico de La Cabeza de Hierro Menor entra la niebla, una niebla que no me deja a penas ver la punta de los esquís. Arriba me espera más ventisca y más niebla. Cambio los esquís y botas para el descenso, guardo las pieles en la mochila, como una barrita enérgetica y me preparo para esquiar. Estoy completamente abrigado con todo lo que tengo pero no puedo dejar de tiritar, pienso que me estoy volviendo un flojo...

La niebla no ha escampado ni un ápice, cosa que hace dificilísimo el orientarse para bajar la pala norte sin peligro; conozco bastante bien esta montaña pero no veo absolutamente nada y sé que tiene varios puntos por los que puedes despeñarte pero hoy son muy difíciles de identificar y con esta niebla, cuando quisiera verlos, sería demasiado tarde. Finalmente me doy cuenta que he ido tirando demasiado hacia mi izquierda y al abrirse un pequeño claro veo que estoy en la pala sur de la divisoria; consigo rectificar rumbo y cruzar a la cara norte por el Collado de Valdemartín accediendo así por fin al Circo de las Cerradillas.

Esqui travesia Guadarrama Maliciosa
Canon G12, f/ 5,6, 1/2000 seg. ISO 125.
Ascenso a Cabezas de Hierro, al fondo el pico de la Maliciosa.
En la Lagunilla hago otro alto para cambiar el chip y comenzar de nuevo el ascenso. Consigo orientarme con algún claro cuando la niebla se abre y puedo vislumbrar el terreno que me rodea y ya lo tengo claro... diviso el Cerro de Valdemartín de nuevo.

Al ir a poner las pieles de foca veo que están muy mojadas. Precisamente hoy he probado un plástico que venía con las pieles para guardarlas que no había usado en los 9 años que llevo con ellas y resulta que la cola no pega; al parecer este plástico no ha pegado bien y la cola está empapada; no consigo fijar una de las pieles de nuevo al esquí izquierdo.

Como buen montañero saco orgulloso la "todopoderosa" cinta americana, pero para rematar el día es un rollo de cinta que lleva un buen puñado de años en la mochila y resulta estar en mal estado. La pego pero acaba despegándose, escurriéndose y haciendo calzos a los pocos metros. En otra situación sin ventisca utilizaría el mechero para calentar y quemar algo la cola pero es una tarea imposible, gastaría todas las cerillas antiviento que llevo y no haría nada más que perder el tiempo. A todo esto no paro de tiritar...se me hace raro ir tan abrigado y seguir con frío....

Esqui travesia Guadarrama Cabezas Hierro
Canon G12, f/ 5,6, 1/2000 seg. ISO 125.
A pocos metros de las Cabezas de Hierro.
 
Todo esto significa que me quedo en lo profundo de un valle sin tracción para salir.  La única opción que me queda es cargar esquís a la espalda pero, como no podía ser de otra manera, hoy la nieve está muy blanda; es la última hora de la tarde y en esta olla pega bastante el sol, y está a barlovento de los picos que la rodean con lo que se ha acumulado mucha nieve y a cada paso que doy me hundo casi hasta la cintura, haciendo el avance muy penoso, largo y agotador. Al menos dejo de tener frío pero me noto exhausto. La sierra está prácticamente sin nieve y tengo que ir a pie en uno de los pocos sitios en los que tiene un buen grosor.

Entra la noche. Vuelve la ventisca y la niebla. Antes de hacerse completamente oscuro he trazado una línea imaginaria manteniendo la misma altura para evitar más esfuerzos y así poder rodear Cerro Valdemartín con suficiente altura como para regresar a la furgoneta en una diagonal que me permita esquiar hasta ella sin tener que remontar hundiéndome a cada paso.

Mientras estoy lidiando la situación se me rompe una polaina, - una simple trabilla que cuesta poco más de un euro en cualquier zapatero- eso tiene la culpa, empieza a entrarme nieve en la bota, formando una cuña que se hace hielo que no solo me revienta la tibia sino que además se va derritiendo poco a poco empapándome el pie; solo me faltaba esto. Al parar e intentar reparar la polaina vuelvo a coger frío, estoy empapado en sudor y comienza de nuevo mi tiritera.

Por fin consigo acabar esa interminable línea recta y llegar al punto de descenso que me llevará a la furgoneta. En la foto inferior se ven los últimos atisbos de luz, menos mal que al final se abrió la niebla y pude llegar a la primera al aparcamiento sin más incidencias.

Esqui travesia Valdemartin
Canon G12, f/2.8, 1/60 seg. ISO 400. Cayendo la noche en el Cerro Valdemartín.
Esa noche conseguí salir por mi propio pie, pero desde entonces hasta hoy sigo débil y sin poder hacer esfuerzos físicos. Estuve los primeros 5 días con 39-40ºC de fiebre hasta que fui a urgencias y me dijeron que había cogido una neumonía: tenía la parte inferior del pulmón derecho totalmente inflamado. Se podían observar  las manchas negras en las radiografías sin tener mucha idea de medicina. Entonces comprendí porqué sentía tanto frío en la montaña y me sentía tan débil. Hoy después de varios días atiborrándome de pastillas y antiinflamatorios (a lo que estoy totalmente en contra, si se pueden evitar) me encuentro con fuerzas suficientes y tiempo para publicar esto...

Cualquier esquiador o montañero que lea esto pensará que es una ruta sencilla, que no tiene mucha complicación pero he ahí el motivo de que escriba esto, es una forma de recordar lo que para mí es una máxima y lo dice Anatoli al principio de la entrada con su cita.
Para una gran ascensión vas preparado para todo: has entrenado, te aclimatas, calculas la comida y ropa, preparativos, aviso a autoridades competentes por si hay incidencias, etc...
Pero resulta que un día soleado y tranquilo al lado de casa también puede convertirse en un día peligroso pues sólo tienen que desencadenarse una serie de incidencias y ya lo tienes. Normalmente con algo de suerte y gracias a la experiencia sales y lo cuentas, pero cuántos montañeros aparecen acurrucados congelados en sitios que no comprendes ni el cómo ni el por qué... Bueno, pues ojalá todos pudieran contar qué les llevó a pasarlo tan mal y explicar sus peripecias a sus seres queridos y volver a casa. Afrontar una incidencia grave es más fácil si te quedan fuerzas para resolverla.

Moraleja: Prepárate para lo peor, lo fácil ya está previsto. En la montaña como en la vida nunca sabes cuándo se te va a exigir que ofrezcas el máximo, por eso tenemos que estar siempre preparados para afrontar cualquier reto y no dejar nada al azar.